domingo, 22 de abril de 2012

montaña rusa

Después de lo de la leche de crecimiento y la peor hora de mi vida, solo quedaba tener que subirme a la montaña rusa para tener un verano muy emocionante y aterrador.
Todo fue un error, mis amigos me obligaron a subirme, no me obligaron, pero estaban delante cuando dije que me iba a subir.
Nunca había pensado que algún día tendría la ocasión de subirme a ese vagón malvado, en el que había gente que casi muere, porque muchas veces se habían quedado parados arriba, ¡durante dos o tres segundos!
El caso es que me subí, yo me había sentado en el asiento de atrás del vagón, y mis amigos en el de delante, me pusieron la barra de seguridad, ya era demasiado tarde. Me dijeron que no era peligroso, pero si no lo era, ¿por qué había barras de seguridad?
Delante de mi vagón habían cuatro más, iban pasando todos, no me dejaron bajar, no me dejaron despedirme de mi familia. De repente, el vagón empezó a arrancar, solo me quedaban unos segundos antes de saber lo que es subirme a la montaña rusa. Lo peor fue ir cuesta arriba, parecía que te ibas a caer dando volteretas, y no quería tener que juntar la peor hora de mi vida con la montaña rusa. Ya arriba, unos segundos antes de caer en picado, pensé que iba a morir, pero la verdad es que me gusto mucho, pero aún así tenía miedo porque cada vez que alguien se subía, la montaña rusa temblaba.
Me subí ocho veces más, por la noche no podía dormir, todo me daba vueltas.